Estoy caliente, como una perra en celo, mi metro setenta y seis y setenta y dos kilos se ablandan de pensar un un buen polvo, soy moreno, rapado y de ojos color miel. Me gusta vestir casual, discreto... Pero no esntiendo porqué me tienen que acosar por la calle...Esta mañana pasaba por la calle Balmes, camino de Universidad. Estaba completamente avergonzado de mi mismo porque a las 12 de la mañana ya me había masturbado tres veces, una en la cama, otra en la ducha y otra en el gimnasio... y al pasar por delante de la cafetería esquinera de Arena, mientras esperaba al semáforo, se me ha acercado un treintañero cahitas y rapado y con la escusa de preguntarme la hora me ha tirado los trastos.
Se me ha puesto todo el vello de punta y de los nervios me he puesto a balbucear y tiritar como un anormal. Miraba a la gente que pasaba pensando que todos se daban cuenta de lo que estaba pasando pero parecía que nadie se percataba y seguían a su rollo. Una moderna con más pluma que un nórdico sueco ha pasado y ha mirado con cara de pasivorra despectiva, pero creo que más al ver que la miraba que no por darse cuenta de la situación.
Pero pasados unos segundos de estupor adolescente he sido capaz de responder al ligón de una forma mínimamente coherente. Con unos ojazos azules, camisa blanca y chupa de piel, vaqueros desgastados (y ajustados asu paquetón) y unas botas negras el "preguntahoras" me miraba con una media sonrisa de sobrado que me ponía aín más nervioso ¿o era cachondo?.
-¿Te apetece charlar tomando algo aquí mismo?- me dice.
Nervioso aún le contesto:
-Prefiero estar, aquí fuera-.
Tras una pausa de unos segundos y continuó.
-Es que me has parecido un chico muy guapo y no he podido resistirme a decirte algo, es la primera vez que hago algo así... y la verdad es que me da un poco de morbo. ¿te molesto?
-Sí quieres podemos hablar, no me importa.- le he ocntestado yo, empezando a estar otra vez morcillón, uffff.
Esta vez él ya no estaba tan tranquilo como al principio.
Me ha dado una palmada en el hombro y me ha cogido la mano, haciendo que mi corazón empezara a latir la sangre con más intensidad y a esparcirla por todo el cuerpo muy rápidamente, y que mi polla estuviese ya de golpe algo más que morcillona.
-Si tu quieres podemos ir a dar una vuelta.
-Vale, si, estaría bien.
Empezamos a caminar por la Calle Diputación hacia el Paseo de Gracia. en silencio, yo calentísimo pero sin ser capaz de articular palabra, al final me dice:
-Yo me llamo Xavi, ¿y tú?-
-Ostia, yo Robert, si... que no nos habiamos dicho ni el nombre...-
-Encantado de conocerte Robert.
-Lo mismo digo, Javi.
-Xavi...
-Si, perdona, jajaja, bueno... a ¿a donde vamos?
-Trabajo en una tienda aquí en Paseo de Gracia, tengo que pasar a poor unas cosas y luego si quieres podemos ir a mi casa, vivo en la Calle Mallorca, aquí al lado casi.-
Mientras paseabamos mano a mano, agarrados, me notaba más tenso que el ojete de una monja y al llegar frente a la tienda donde él decía que trabajaba me ha dicho que le esperase sentado en un banco junto a la puerta, que era un momento.
Yo no sabía donde mirar ni que hacer, ese par o tres de minutos de espera se me han hecho eternos, con una erección de caballo y los nervios a flor de piel, el Paseo de Gracia me parecía un inmenso desierto de soledad calenturienta.
Hacía frio, pero yo sentía mi cara como una cerilla encendida... y el chico, que no salía. Cuando por fin le he visto asomar pr la puerta de la tienda con un par de bolsas en lamano y su mejor sonrisa he empezado a relajarme poco a poco.
Xavi indiscretamente me ha preguntado:
-¿Alguna vez le has dado un beso en la calle a otro chico, como yo te lo daré ahora?.-
No dejo que pronunciara ni una solar palabra y se me ha echado encima comiendome la boca de forma deliciosa y apasionada, metiendome la lengua lentamente hasta el fondo de mi garganta.
Sin poder reaccionar he notado como acariciaba después mis labios, he vuelto a sentir su aliento mentolado y su lengua de caliente y húmeda pasión.
Mi corazón estaba acelerado, perecía que me fuese a dar una taquicardia de sobredosis de sensualidad. Pero no, era esto, eran los labios, él, su lengua y la persona que me estaba besando.
De repente, un descerebrado, subnormal de mierda, homófono, carne de paro sin futuro, seguramente hijo de alguna choni garrula preñada en el descampado de una discoteca por un paleta drogado soltó al pasar a nuestro lado junto a otro desecho social de su calaña:
-Putos Maricones, dais asco largo de aquí no infectéis Barcelona, con vuestras mariconadas. Enfermos mentales..., Putos Maricas de mierda... ¡¡¡¡¡¡A ver si inventan un SIDA más potente que de este ya se han inmunizao y cada día hay más!!!!!!!
Xavi se ha girado hacia ellos y ha empezado a increparles diciendoles que viniesen y no pasasen de largo, a voz en grito, con lo que toda la gente que pasaba por allí se ha quedado mirando, yo miuerto de vergüenza no sabía donde meterme, he empezado a andar alejándome de aquello. Xavi, al darse cuenta ha venido hacia mi y me ha vuelto a coger de la mano y sin decir palabra me ha arrastrado al portal de su casa. Al llegar, y viendo que todavía estaba nervioso me ha preguntado si quería subir.
Sin esperar mi respuesta, se ha sacado del bolsillo una llave para abrir la puerta. Minutos después, y sin haber dicho yo aún esta boca es mía, estaba en su cama mientras él empezaba a bajarme los pantalones mientras me volvía a comer la boca con ansia.
Empezó a desabrocharse los pantalones. Mientras sus labios, su lenguas, se enrolaba en una pasión sin fin en la mía.
Ya no había vergüenza de principiante ni vicio de experto, todo era pasión desenfrenada sin ningún control par parte de ninguno de los dos.
Antes de darme cuenta de lo que pasaba su polla ya estaba entrando en mi culo, mi erección me dolía y la cabeza estaba como en una nube, no sabía ni si se había puesto condón, le pregunté y me dijo que si, su polla ya estaba dentro de mi culo bombeando freneticamente, sin prolegómenos, yo estaba tan chachondo que ni me importaba el dolor, no pude reprimir el impulso de su polla una y otra vez dentro de mi, su cuerpo sobre mi era como un peso muerto que no me dejaba moverme, aplastado, sometido, disfrutaba entregado, sin capacidad ni ganas de ofrecer resistencia, sintiendo como él se iba poniendo cada vez más duro, más firme, dominado, sometido, disfrutando salvajemente. ¿Me estaba violando? ¡No! y me habría dado igual, disfrutaba como un poseso sintiendo sus salvajes empujones dentro de mi culo, oyéndole jadear, notando como me mordía el cuello y los hombros y sus manos me apretaban el culo por los lados como para abrirlo más para facilitar que su polla llegase a lo más profundo de mi.
No es que estuviese fibrado, ni muy cachas, pero era fuerte, seguro, duro, sensual de pecho potente y manos fuertes.
Su polla estaba en estaba dura, debía medir unos veinte centímetros y no podía pensar que un polvazo tan salvaje con una polla así me iba a dejar el culo hecho un asco apra varios días, ancha y dura, insistente, taladrándome una y otra vez sin bajar el ritmo, el culo me ardía.
Le oí susurrarme en la oreja:
-¿Quieres que me corra ya?.-
Yo estaba excitadísimo, el culo me echaba humo y la polla parecía que iba a explotarme, pero era incapaz de articular palabra, todo me daba igual, quería morir así, follado salvajemente sin poder resistirme, explotando con mi culo lleno de carne y leche caliente, en ese momento no habría sido capaz de pararle ni aunque no hubiese llevado condóin, en un arrebato de locura calenturienta.
Muy a poco a poco, noté como llegaba su orgasmo. Se estaba corriendo poco a poco, con un sonido gutural prolongado que salía de su garganta y parecía no tener fin, casi podía verle con los ojos en blanco en un éxtasis enloquecido mientras litros de leche caliente abandonaban su cuerpo hasta dejarle consumido.
Seguía sin poder moverme, sin saber que hacer, dejado a su capricho, si me hubiese ehcado otro polvo así sin sacarla no podría haber dicho ni hecho nada. Mi polla me dolía de la dureza de la erección mientras notaba como la suya empezaba a ablandarse dentro de mi ardiente culo. Sentía miedo... no sabía que hacer y el decidió por mi...
- ¡Date la vuelta!-
Con mucha delicadeza cogió mi polla con la boca y empezó a mamarla frenéticamente, (la cabeza se me iba, se movía sola de un lado a otro, debía parecer la niña del exorcista en guapo... jajaja, diossssssss).
-¡Me corro!-
Solamente le dio tiempo a apartarse un poco, mis chorros de leche blanca y caliente salieron disparados hacia su para y su pelo, y los más vigorosos saltaron más allá y cayeron sobre su espalda y por el suelo. Acarició la una gota de semen que se quedó en mi capullo durante un rato, mientras se me bajaba.
-No veas... que corrida ¿no?- me dice. Y yo pensando, si superas que es la cuarta vez que me corro hoy...Con un clinex lo limpió todo.
Yo no sabía que hacer, una vez corridos... ¿me iba? ¿espeeraba? ¿a qué?
De repente me ha cogido por detrás y he empezado a sentir como sus manos me masajeaban la espalda poco a poco, unas manos anchas y suaves, me ha tumbado boca abajo y se ha detenido en mi culo, pequeño y redondeado, con el ojete ardiendo de la follada, pero sobre todo muy duro y suave. Me lo ha masajeado y ha empezado a meterme un dedo, luego dos... pero yo ahí ya no podía más, mi culo empezaba a pagar las consecuencias de una follada tan brutal y le he tenido que decir que por favor parase y no me metiese más cosas por ahí. Entonces me ha dicho que tranquilo, que el tenía el remedio para mi dolor... me ha cogido de las caderas, me ha levantado el culo, lo ha abierto y ha empezado a lamerlo con suavidad, con su caliente y húmeda lengua, la misma que me había vuelto loco en la boca ahora me hacía perder el sentido en el culo.
El tiempo estaba congelado solamente para nosotros. Mis gemidos eran lo único que rompía el silencio, junto a un ocasional chapoteo de su lengua en mi ojete.
Al rato, no se cuanto, ha sonado su móvil. Se ha levantado a cogerlo e inmediatemente he sentido como la magia se acababa...
Una conversación entre cortada le ha generado prisas de golpe.
-Esto, perdona... tengo que irme, me ha surgido una urgencia ¿te importa?- me ha dicho mientras ya se vestía sin esperar mi respuesta.
-No... tranquilo, ya me visto y me voy, yo también tengo prisa...
Tras una fría despedida, me lo he quedado mirando sin saber que decir hasta que el me ha dado la respuesta a mis preguntas silenciosas.
-Bueno, a ver si nos vemos otro día por ahi ¿vale?-
-Vale...
Otro vale, la historia de la magia que se acaba tras el orgasmo o tras una llamada telefónica de ¿una pareja cornuda?
No se, nos complicamos la vida con estas ilusiones pasajeras, fantasías salvajes que alimentan nuestras ocultas necesidades mientras vivimos mentiras rutinarias, supongo...
Porque el demonio de la pasión es el que nos guía al cielo y no el ángel del amor, como michos se emperran en hacernos creer...
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